Esas ideas absurdas que se tratan de meter en tu cabeza
¿Sentiste alguna vez que una idea absurda se metía en tu cabeza de repente?
Una idea que no tiene nada que ver con lo que pensás, con lo que sentís, con lo que te gusta, incluso con lo que aprobás moral o ideológicamente.
Veamos un par de ejemplos:
- Estás en el andén. Se acerca el tren. Se te cruza de repente por la cabeza ¿y si me tiro? O, quizás, ¿y si empujo a las vías a otra persona?
- Estás en la fila del banco. Ves a la persona que está parada adelante. De la nada se te cruza por la cabeza ¿y si le toco una nalga? ¿y si le pego un cachetazo en la nuca?
- Estás en el vestuario del gimnasio. Te rodean personas cambiándose, desvistiéndose. Se te atraviesa por la mente ¿y si le toco los genitales a alguien?
- Caminás por una plaza. Ves niños jugando. Súbitamente se te viene a la cabeza ¿y si me llevo a alguno? ¿y si abuso de él?
¿Quiere decir esto que sos una persona violenta, asesina, pedófila o que tu orientación sexual no es la que creías?
La respuesta es NO.
Quedate tranquilo, no sos ni un violento, ni un asesino, ni un abusador sexual, ni un pedófilo, tampoco tenés ninguna confusión respecto de tu orientación sexual.
Lo que te pasa es perfectamente normal, todos tenemos pensamientos absurdos que cruzan nuestras mentes: robar, saltar de un puente, chocar a propósito, hacer actos vergonzosos públicamente como decir bobadas, gritar o ponerse a defecar sobre una mesa; incluso violar o asesinar.
Son pensamientos intrusivos, no son hechos, no son acciones. Lo repetimos: SON PENSAMIENTOS, NO ACCIONES. Esto es lo más crítico: PENSAR NO ES IGUAL A HACER.
Las personas que llevan a cabo actos inmorales como abusar sexualmente de otro, robar o dañar no suelen experimentar culpa, no se plantean si lo que hacen es o no correcto. Todo lo contrario, esas personas sólo lo hacen, se benefician y punto, sin siquiera preguntarse por el daño o sufrimiento que ocasionan.
Por ese motivo, porque lo que a vos te pasa no son acciones, sino pensamientos, lo mejor es restarles importancia, sólo dejarlos pasar como si fueran el ruido de un colectivo que interrumpió tu concentración mientras estudiabas. No tienen ningún valor, no significan nada.
¿Y qué pasa si esto no me sale? ¿Qué sucede si no puedo dejar de dar importancia a estos pensamientos?
Pues bien, tal vez entonces sí tengamos un problema. Pero ojo, el problema no es que vas a actuar estos pensamientos, seguramente no, pues hay algo que no cambia, los pensamientos no son acciones, tampoco los pensamientos llevan a acciones de modo directo.
Hay algunas personas que no pueden evitar prestar atención, preocuparse y sentirse mal por lo que piensan, aunque esto sea un absurdo. En general, estas personas padecen de Trastorno Obsesivo Compulsivo, comúnmente conocido por su abreviatura: T.O.C.
El TOC es una patología que se presenta de mucha formas, lo cual ha hecho que la veamos representada en series, películas y comedias… tal vez no esté tan bien que nos riamos de algo que a otros les genera tanto sufrimiento. En fin, ese es otro tema, pero sí el TOC trae mucho malestar.
Los pensamientos intrusivos en el TOC
Una de las características más importantes del TOC se llama fusión pensamiento – acción, porque a las personas que lo padecen les cuesta distinguir entre ambos, entre pensar y hacer. Frecuentemente les sucede que tan sólo por haber pensado algo, se sienten angustiadas, mal y culpables. Sólo por pensar, no por hacer.
Entonces, cuando tienen pensamientos intrusivos, de alguna manera se sienten como si los estuvieran llevando a cabo, no pueden simplemente descartarlos. A la persona con TOC se le dificulta discernir que sólo se trata de eso: una idea que jamás se llevará a la acción. Contrariamente, tienen la sensación que haberlo pensando es igual a haberlo hecho.
Por supuesto, esto es un grave error.
El TOC y sus consecuencias
Los pensamientos intrusivos pueden traer imágenes de cosas que al común de la gente le resulten nada, poco o muy perturbadoras. En el caso del paciente con TOC, no importa cuán “graves” o “reprobables” sean para el resto de la sociedad los pensamientos que se le presentan. Lo que importa es que a ese paciente le generan malestar.
No importa si es un pensamiento homicida, la idea de hurtar algo o la imagen de tener una intimidad física contraria a su orientación sexual (que no tiene nada de malo). Lo que importa es que sólo por pensar eso termina padeciendo un sufrimiento. Y ese sufrimiento trae consecuencias.
Imaginemos esta escena: una persona se encuentra en un vestuario y tiene ideas como: “tal vez se me dé por tocar las partes íntimas de otra persona”. Eso la lleva a pensar “entonces soy homosexual”. ¿Tendría algo de malo esto? No. Pero esta persona no siente atracción por las personas de su mismo sexo. Su temor pasa por no poder controlar lo que piensa y, como fusiona pensamiento y acción, es como si en vez de pensarlo lo hubiera hecho, como si no pudiera controlar sus actos. Para ahorrarse este malestar, empieza a evitar situaciones. Se comenzará a alejar en este caso de clubes o gimnasios, dejará de jugar al fútbol con sus amigos, dejará de ir a natación, incluso podría llegar a evitar cualquier situación donde pueda quedarse a solas con alguien de su mismo sexo en una habitación. Piensa “¡a ver si todavía se me da por toquetear a esa persona sin darme cuenta!”. Así, se van quedando cada vez más solos y la vida se les recorta.
Hay quienes tienen miedo de pensar en arrojar a alguien desde un balcón y, por miedo a un día hacerlo, evitan permanecer en balcones cuando hay otras personas. Hay quienes evitan plazas o cumpleaños infantiles por pensamientos intrusivos de abuso, quienes no viajan en tren por miedo a la idea de arrojarse a las vías, etc.
El TOC se presenta de varias maneras. Este del que venimos hablando se caracteriza por el hecho de que las personas le dan una importancia exagerada a los pensamientos intrusivos. Esto, a su vez, acarrea emociones negativas como miedo, angustia, ansiedad y, finalmente, lleva a rehuir de las situaciones donde se presentan estos pensamientos.
No son los pensamientos intrusivos los que provocan el problema. Como ya dijimos, estos son normales en casi todo el mundo.
Lo patológico es lo que se piensa de los pensamientos intrusivos, o sea, es lo que se piensa de lo que se piensa; algo que los psicólogos llamamos “metacognición”. Pienso algo de lo que pienso, pensar sobre el pensar, mirar hacia adentro, observar mis propios estados mentales y psicológicos, y pensar sobre ellos; eso es la metacognición.
Pongámoslo en imágenes:
Aparece el pensamiento intrusivo
Pensamiento con T.O.C.
Pensamiento con salud mental
Entonces…
Si no te sale, entonces, tal vez padezcas de TOC.
Podés pedir ayuda
En Cetecic contamos con una red de terapeutas capacitados para ayudarte.