El miedo a las enfermedades y la ansiedad ante la salud

Algunas personas se preocupan en exceso por su salud, al punto tal que terminan creyendo que padecen una enfermedad grave cuando, en realidad, están perfectamente sanas. Estas personas suelen ir a muchas citas médicas y guardias, se hacen gran cantidad de estudios médicos y, a pesar de ello, siguen viviendo con la angustia de enfermarse. Antes, se les llamaba hipocondríacos, ahora se dice que padecen ansiedad ante la salud.

Echale un vistazo a estas preguntas que pueden ayudarte a entender cómo pensás en tu salud:

  • ¿Pasás demasiado tiempo preocupado/a por tu salud?
  • Si notás una sensación o cambio en tu cuerpo, ¿en seguida pensás que puede ser algo grave?
  • Si notás una sensación o leve molestia, ¿tenés el impulso a ir rápido al médico porque pensás que es algo grave?
  • Ante sensaciones o molestias menores, ¿consultás rápido al médico porque creés que después se va a complicar y va a ser demasiado tarde para resolver?
  • ¿Pasás mucho tiempo pensando, preocupado porque podrías tener alguna enfermedad seria?
  • ¿Cuándo tenés problemas de salud menores y cotidianos (como un resfrío) estás preocupado porque puedan convertirse en algo malo?
  • ¿Te pones nervioso cuando te hacés estudios médicos o cuando te dan los resultados?
  • ¿Te inquieta enterarte de que alguien se enfermó porque te da la sensación de que te puede pasar a vos?
  • ¿Vas mucho al médico? Pueden ser consultas programadas, guardias o a hacerte estudios, pero ¿creés que vas mucho?
  • ¿Le preguntás a los demás tus dudas sobre la salud para quedarte tranquilo/a?
  • ¿Pasás mucho tiempo averiguando por información médica?
  • ¿Pasás mucho tiempo buscando información médica en Internet?

La buena noticia es que el problema tiene solución

Estos pasos pueden ayudarte

Andá anotando tus sensaciones y tus pensamientos catastróficos al respecto

Aunque no lo creas, visualizar escritas tus preocupaciones te ayudará a ver hasta qué punto están angustiándote y deteriorando tu calidad de vida.

Releé esta recopilación de tus preocupaciones y preguntate:

¿Cuántas veces tuve pensamientos catastróficos sobre mi salud? ¿Cuántas veces pensé que una sensación era una señal de algo grave?
¿Cuántas veces tuve razón? ¿Cuántas veces se cumplió lo que yo temía y, de verdad, tenía algo grave?

Y entonces, ¿cuál es la conclusión?

Al hacer el trabajo anterior ya te das cuenta de cuál es la conclusión: naturalmente, ante sensaciones en tu cuerpo, vos pensás en algo grave, pero no tenés nada grave. El problema es la interpretación de esas sensaciones y el pensamiento catastrófico que a vos te disparan. Ese es el malestar que realmente deteriora tu calidad de vida.

Ahora que repasaste y viste que esas sensaciones no tenían que ver con tus peores temores, hay que aprender que las sensaciones son eso, sólo sensaciones, que no representan ningún peligro. Todos tenemos sensaciones, algunas pueden ser desagradables, pero esto es normal y sano.

Quien tiene ansiedad ante la salud pasa mucho más tiempo angustiado por enfermarse que efectivamente enfermo. Deshacerse de esa angustia es una forma de vivir mejor.

De acá en adelante

No busques información que ya conocés

(aunque estés nervioso/a)

  • Si te duele la cintura porque hiciste fuerza, no le preguntes a los demás si les pasa lo mismo para asegurarte que no es “otra cosa grave”.
  • Si te duele un poco la panza por gases, no te palpes para ver que no esté dura por miedo a que “sea otra cosa”.
  • No toques, mires, ni revises tu cuerpo todo el tiempo para ver que estás bien.
  • No le preguntes al médico dos veces lo mismo para estar seguro/a de que no se equivocó.
  • No repitas los estudios médicos para asegurarte de que se hicieron correctamente.
  • No busques información médica en Internet si estás ansioso/a o preocupado/a por estar enfermo; es casi imposible que te tranquilices con información de la web, al contrario, seguro quedarás peor.

Buscar información de salud sobre temas que ya sabés (sólo para sacarte de la cabeza una preocupación irracional) es escapar del miedo, no es afrontarlo. Los miedos irracionales se van cuando los afrontamos, no cuando los evitamos. Hay que aprender a vivir con las sensaciones, dudas y riesgos normales.

Si no te sale, pedí ayuda

En Cetecic contamos con una red de terapeutas capacitados para ayudarte.